Es como un campo magnético. Como un muro.
Una especie de filtro o red de contención.
Una señal de Stop.
Es una voz interior. Como un taladro.
Un terrorista del alma.
O un salvador.
Y cada vez que lo intento. Cada vez que lo pienso.
Cada vez que mis entrañas lo desean.
Ahí está él con su sagrada paciencia.
Será un don o una cruz inmensa.
No poder estar triste del todo,
por tener siempre este optimismo de mierda.
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