18.10.05

Preludio

Hoy venía distraída, arrastraba a mi hija de tres años como a un barrilete cuando no sopla el viento. Estabamos buscando desesperadamente un almacén para comprar una bolsa de porotos. Es que no conformes con estudiar los alimentos, los animales, los transportes y los planetas, a la dedicadísima maestra de Jardín de Infantes se le ocurrió que ahora van a crear una huerta.

Por un lado estaba agradecida de que antes no nos haya pedido colaborar más que con información. Bueno hubiera estado tener que conseguir un rinoceronte para la clase de mañana, o pedirle al chofer del 60 que hiciera un pequeño desvío; pero seguramente lo más dificil hubiera sido volver a casa con un asteroide en la cartera... "jeje, es para la nena".

Sin embargo, a pesar de lo sencillo que parecía el encarar la compra de tan diminuta y simple semilla, la cara de desconcierto de los almaceneros empezó a provocar en mi una terrible e inédita duda existencial... ¿se está acercando el final del blanco y reactivo alimento? ¿será posible que los porotos estén en peligro de extinción? ¿será tan solo que la zona dónde vivo no es su hábitat natural, que emigraron hacia lugares en dónde son tratados mucho mejor que como una semilla para practicar "la germinación" en el colegio?

Dejé a mi hija en el Jardín, dando las explicaciones increíbles del caso. Caminé a la parada del colectivo y durante el viaje hasta mi trabajo sólo una frase pasaba por mi cabeza: "Ojalá que el chino de la esquina tenga porotos".

2 comentarios:

Principito dijo...

Lo de los porotos no es un enigma menor te diré.

Mi teoría es la siguiente:
Vos sabes cuál es el deporte nacional no? Si, el truco. Y que se usa para anotar los puntos? Sí, porotos.
Porotos que una vez finalizado el partido en el 67 % de los casos (según una estadística publicada en el National Geographic) NO VUELVEN al frasco!

Con respecto a los chinos? Claro! Cómo no van a tener porotos si ellos no juegan nunca al truco?!

Mausi dijo...

Excelente comentario!!
La verdad no lo había pensado!

Ahora yo digo... esta gente de la National Geographic si que está al pedo eh... yo creo que de tanto recolectar porotos por ahi!